
Carlos Guzmán
Marzo 14, 2025
Bienvenidos al Estadio A̷z̷t̷e̷c̷a̷ Banorte
“Que no soy el Estadio Azteca, soy el Estadio Banorte” — El Estadio Azteca
Se acabó la era del Coloso de Santa Úrsula como lo conocíamos. Desde ahora, el mítico Estadio Azteca llevará el nombre de Estadio Banorte, gracias a un millonario acuerdo de patrocinio con el banco mexicano. Sí, así como lo lees, el gigante del fútbol mexicano ha sido rebautizado, y las reacciones no se han hecho esperar.
¿Por qué el cambio?
El motivo detrás de este rebranding es simple: dinero y modernización. Grupo Ollamani, dueño del estadio, firmó una alianza con Banorte para financiar una remodelación de 2,100 millones de pesos con miras al Mundial de 2026. Se vienen butacas nuevas, más tecnología y mejoras en la accesibilidad, todo con la promesa de que la esencia del estadio seguirá intacta… aunque el nombre diga otra cosa.
Como era de esperarse, el anuncio cayó como bomba entre los aficionados. Para muchos, el Estadio Azteca es intocable una leyenda del fútbol mundial que no debería cambiar su identidad por un patrocinio. Pero otros lo ven como una evolución natural, siguiendo la tendencia de otros estadios que han vendido sus derechos de nombre.
En redes sociales, las opiniones están divididas. Hay quienes aceptan el cambio con resignación y otros que ya lo llaman el “Estadio Billete” o el “Banorteca”. Memes de Chabelo, Cuauhtémoc Blanco y hasta del “Fantasma del Azteca” llorando no han faltado.
¿Y en el Mundial?
Dato curioso: durante el Mundial de 2026, la FIFA no permite nombres de marcas comerciales en sus estadios, así que aunque el contrato con Banorte ya está firmado, el recinto será llamado "Estadio de la Ciudad de México” para el torneo. Algo así como ponerle un apodo para que los viejos amigos no se den cuenta del cambio.
¿Nos acostumbramos o nos resistimos?
El Estadio Banorte ya es una realidad, pero la pregunta del millón es: ¿los aficionados realmente dejarán de llamarlo Estadio Azteca? Por más que la publicidad lo impulse, es difícil borrar más de 50 años de historia con un simple cambio de nombre. Al final, el tiempo dirá si esta nueva identidad se queda o si será solo un episodio más en la historia del Coloso de Santa Úrsula… o como prefieras llamarlo.